César Mallorquí

Malgrat la poca visibilitat pública i mediàtica que té la literatura juvenil, tot i ser la millor porta d'entrada cap a un univers singular i actiu, el

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Malgrat la poca visibilitat pública i mediàtica que té la literatura juvenil, tot i ser la millor porta d'entrada cap a un univers singular i actiu, el cert és que el gènere té uns noms indiscutibles, alguns autors que amb la seva saviesa i la seva habilitat no fan altra cosa que prestigiar-la i donar-li una volada fora de qualsevol dubte i de qualsevol objecció.
Un d'aquests autors és César Mallorquí. Fill de José Mallorquí, el creador del mític El Coyote, no hi ha dubte que la genètica hi deu tenir alguna cosa a veure. I mentre tots plegats esperem que el món cultural de casa nostra recuperi aquesta figura cabdal i injustament maltractada, el seu fill és un dels escriptors juvenils (si és que aquesta etiqueta té raó de ser) amb més èxit.



Amant de la ciència ficció i de la literatura de gènere, ha guanyat premis tan importants com l'Edebé o el Gran Angular i, de fet, llibres seus com Las lágrimas de Shiva o El último trabajo del señor Luna són autèntics long-sellers que se segueixen venent molt anys després de la seva primera edició.
Els seus llibres desafien les etiquetes i, de fet són bones novel·les que poden llegir per igual joves i adults, tot i que aquests últims encara segueixen tenint alguns prejudicis a l'hora d'agafar una novel·la etiquetada com a juvenil.
Mallorquí té un gran domini dels recursos narratius, dibuixa bé els personatges, crea bones trames i sap mantenir l'emoció, virtuts que l'han portat a ser el que és, un brillant i respectat narrador, un dels grans autors del nostre país.
Estic molt content i orgullós de tenir les seves paraules en aquest blog (i també les fotografies, un tema que no li agrada gaire, per cert). És un gran mestre i com a gran mestre ens regala un magnífic decàleg dels motius que el porten a dedicar-se a la literatura juvenil. Una veritable joia sense rebuig.




¿Por qué me gusta escribir literatura juvenil?



Hace unas semanas asistí a la presentación del último libro de un escritor amigo mío. Ese escritor, de quien no diré ni su nombre ni su sexo (aunque por conveniencia voy a emplear el masculino), escribe tanto para adultos como para jóvenes y niños, aunque esa presentación en concreto correspondía a una novela para adultos. Pues bien, en cierto momento el presentador citó los títulos de algunas de las obras del escritor, y entre ellos varios correspondientes a su producción para los más jóvenes. Entonces, el escritor dijo que esas novelas infantiles y juveniles "no eran él", y señalando el libro para adultos que acababa de publicar añadió: "Éste soy yo". Es decir, se estaba excusando, como si de alguna manera le avergonzara escribir para jóvenes.

Me quedé pensativo. ¿Debería avergonzarme yo también de escribir literatura juvenil? ¿Acaso soy un mercenario que publica esa clase de novelas sólo por dinero? Tras mediarlo unos instantes, llegué a la conclusión de que la respuesta a ambas preguntas es no. De hecho, creo que mi amigo escritor no pensaba realmente lo que decía. En cualquier caso, llegué a la conclusión de que no solo me gusta escribir para jóvenes, sino que además estoy orgulloso de ello. Y, a modo de respuesta, elaboré esta lista con las diez razones por las que estoy más que satisfecho de escribir literatura juvenil.




1.- Porque, desde mi punto de vista, escribir para jóvenes es igual que escribir para adultos.

La primera vez que me planteé escribir para jóvenes, compré cinco o seis novelas juveniles y las leí. Dos de ellas me gustaron; el resto me irritó. Porque hacían concesiones, porque trataban al lector como si fuera tonto. Y los jóvenes no son tontos, ni necesitan que nadie rebaje el nivel para estar a su altura. A partir de los trece o catorce años, un joven está capacitado para leer y comprender cualquier libro. Por eso, cuando escribo no hago ninguna diferencia entre lectores adultos y lectores adolescentes. Los respeto a ambos por igual.

2.- Porque todavía llevo un joven dentro.

La mayor parte de los adultos que conozco han olvidado su adolescencia. O, mejor dicho, la tergiversan. Les oyes hablar y todos han sido trabajadores, responsables, estudiosos y formales (lo que, como resulta evidente, es estadísticamente mentira). De hecho, la mayor parte de los adultos consideran que la adolescencia es una etapa pasajera sin importancia, un mero preámbulo de la madurez. Yo, por el contrario, creo que la niñez y la adolescencia son un tesoro importantísimo, lo mejor de mí mismo, así que procuro conservarlas dentro de mí. Y por eso no tengo ningún problema a la hora de meterme en la piel de un joven.




3.- Porque la gran edad de la lectura es la juventud.

Nunca se lee tanto ni tan intensamente como cuando se es joven. Si adquieres la afición a leer cuando eres niño, el mundo se expande y la realidad se llena de maravillas. Los libros son puertas que te transportan a otros mundos. Todo eso hace que lo que lees durante la niñez y la adolescencia se transforme en una especie de equipaje mágico que te acompañará toda la vida. Formar parte de esa magia me parece un privilegio y un honor.

4.- Porque puedo escribir y publicar casi cualquier cosa.

Cualquier cosa, menos sexo explícito. Ese es el gran tabú de la literatura juvenil; y me parece absurdo, porque mira que ese tema le interesa a los jóvenes. Pero ahí topamos con los prejuicios de los adultos. En cualquier caso, no tengo especial interés en escribir escenas eróticas, así que no me importa demasiado. Por lo demás, ciertas temáticas, como la ciencia ficción, la fantasía o el terror, tienen difícil cabida en las colecciones dedicadas a adultos, algo que no ocurre en las colecciones juveniles, donde cabe todo... salvo el sexo.




5.- Porque me encanta la literatura de género.

Y es que la "literatura juvenil" no existe como tal. En realidad, se trata de literatura de género; de múltiples géneros. El problema es que cuando escribes para adultos una novela perteneciente a determinado género, inmediatamente se te encasilla como un autor de ese género. Si escribes ciencia ficción, eres un escritor de ciencia ficción; si escribes una novela policíaca, eres un escritor policíaco. Pero a mí, igual que como lector me gusta leer distintos géneros, como escritor también me gusta escribir en el contexto de todo tipo de géneros. La literatura juvenil te permite transitar por cualquier temática sin que nadie te encasille. O, por lo menos, sin que te encasillen demasiado, porque la etiqueta de "escritor de literatura juvenil" no te la quita nadie.

6.- Porque me ayuda a narrar cada vez mejor.

El lector joven suele ser muy exigente: si algo no le gusta, lo manda a paseo; no le apetece esforzarse en luchar con un texto que se resiste a ser leído. Y tiene razón, porque ese esfuerzo lo debe hacer el escritor, que para eso le pagan. Por otro lado, mis novelas juveniles no compiten sólo contra las novelas de otros autores, sino también contra la televisión, el cine, los DVD's, Internet o los videojuegos. Por todo esto, mis novelas juveniles deben tener especial garra, deben ser adictivas, y conseguir algo así no es fácil. Por ello, cada día debo esforzarme en ser mejor narrador.





7.- Porque puedo escribir lo que me hubiera gustado leer cuando era adolescente.

Cuando era joven y leía un libro que me gustaba mucho, siempre deseaba encontrar y leer algo parecido, algo que me entusiasmase de la misma manera. Y, por lo general, no lo conseguía. Encontraba otras cosas que también me gustaban, pero eran diferentes. A veces, leía libros que prometían mucho, pero al final daban poco, y entonces lamentaba que otro escritor no escribiese un libro sobre ese mismo tema, mejorándolo. Por eso, ahora que soy escritor, puedo escribir los libros que me hubiese gustado leer en mi juventud. Por ejemplo, adoraba y adoro los tebeos de Tintín; pero su autor, Hergé, falleció y ya no habrá más historias de Tintín. Pues bien, decidí escribir una serie de novelas reproduciendo, a mi manera, las aventuras de Tintín, y de ahí surgió el personaje de Jaime Mercader, también conocido como Little Jim. Otro ejemplo: uno de mis escritores favoritos cuando yo era niño fue Julio Verne, y ahora mismo estoy escribiendo una novela inspirada en Verne.

8.- Porque los jóvenes son los mejores lectores.

Los adultos suele tener la mente un tanto oxidada y les cuesta aceptar ideas y argumentos alejados de su realidad. Sin embargo, los jóvenes carecen de ideas preconcebidas, están abiertos a todo y están dispuestos a admitir conceptos que a muchos adultos les costaría aceptar. Sobre todo en lo que respecta a la literatura fantástica en general; a gran cantidad de lectores adultos les resultaría difícil aceptar en una narración conceptos como viajes en el tiempo, fantasmas o lenguajes prodigiosos; sin embargo, el lector joven puede asumir sin problemas casi cualquier propuesta, por fantástica que sea. En ese sentido, los jóvenes son los mejores lectores.




9.- Porque puedo crear futuros lectores.

A veces, un escritor se pregunta si todo lo que ha hecho, todo lo que ha escrito, vale para algo. Pues bien, con cierta frecuencia me ha sucedido que, después de dar una charla en algún colegio o instituto, se me ha acercado un alumno y me ha dicho que no le gustaba leer, pero que mi novela le había encantado y que, gracias a ella, se estaba aficionando a la lectura. He encontrado comentarios parecidos en foros de Internet. Cada vez que me ha sucedido esto, me he sentido satisfecho de mí mismo. Si al final he conseguido que algunas personas se conviertan en lectores, entonces todo ha valido la pena.

A veces me preguntan si mi obligación como escritor de literatura juvenil consiste en transmitir valores o enseñar cosas a los jóvenes, y yo siempre digo que no. Soy escritor y mi obligación consiste en contar historias lo mejor posible y en demostrarle a los jóvenes que la literatura puede ser apasionante. Eso es todo, y no es poco.

10.- Porque me divierte.

En vista de lo anterior, resulta evidente que mi propósito con cada novela es ser lo más divertido posible. Teniendo en cuenta que "divertido" no es lo contrario de "serio", sino de aburrido. Por supuesto, en mis novelas trato acerca de muchos temas y transmito mis opiniones sobre diversas cuestiones, pero sobre todo procuro ser divertido, porque el peor pecado de un escritor es el aburrimiento. Ahora bien, no perdamos de vista que el primer lector de mis novelas soy yo, así que o me divierto escribiendo, o lo estoy haciendo mal.





Gràcies Cesar

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